Hola queridas amigas, queridos amigos y queridas familias.
Hoy he estado poniéndome un poco al día con la blogosfera, ya que tenía (y sigo
teniendo) muchas lecturas pendientes. Una de las que he leído hoy ha sido la
entrada en Edupain “Memorias del dolor infantil”. Mientras iba leyendo, me iba
acordando de un pequeño debate que tuvimos en el grupo de FB deNeurorehabilitación hablando de punción seca en niños. Y me ha hecho pensar;
es lo que tiene el dospuntocerismo.
Ese día comentábamos la idoneidad o no de aplicar punción
seca en niños con patología neurológica. Si, dependiendo de la edad, el nivel
cognitivo de un niño nos impide explicarle los aspectos de una patología y los
aspectos y razones de un tratamiento, cuando nos encontramos con una patología
neurológica esto se acentúa. Por lo tanto, una intervención desagradable como
es la punción seca, será difícil.
Ahora, si el cerebro de un niño sin patología neurológica
crea una memoria del dolor, cabe esperar que un niño con patología también.
Pero, ¿será igual? Eso espero que Carlos u otra persona se atreva a
responderlo.
Partiendo de la idea de que la memoria del dolor será
similar en ambas situaciones y, sin querer meterme en cómo abordar
posteriormente esa memoria del dolor, planteo:
La punción seca, a pesar de estar en vías de investigación,
parece que se puede posicionar como clara alternativa a la infiltración de
toxina botulínica para en tratamiento de la espasticidad. La toxina botulínica
tiene un efecto medio de unos 3 meses y sin embargo, la punción seca, según el
caso, iría de una semana a un mes (según mi experiencia clínica). Por lo tanto,
cabría pensar que, en el caso de pinchar (punción seca) tengamos que hacerlo
con más frecuencia.
Después de este planteamiento, mi pensamiento que creo que
hay que tener en cuenta, si no se hace ya, a la hora de decidir si pinchar o
infiltrar, es si esa memoria del dolor va a influir en el tratamiento de
nuestros niños con patología neurológica o no y si esa influencia puede
inclinar la balanza de nuestra decisión.
¿Vosotros qué opináis?
Creo que cada paciente es diferente, y en el caso de pacientes neurológicos lo que más llama la atención es que el dolor no es problema para aplicar la técnica, cosa que sí que ocurre en pacientes cuando los tratas de síndrome de dolor miofascial. Si vamos a niños la cosa ya tiene que ver más con la parte psicológica que con el dolor desde mi punto de vista, y como bien dices con podérselo explicar, etc
ResponderEliminarBerta,
ResponderEliminarSin haberlo digerido mucho aquí estoy, que si no luego se me pasa y no comento...
Ante todo felicitarte por esos planteamientos que te haces y nos hacen pensar.
Para crear la memoria del dolor creo que no sólo interviene el agente nociceptivo, es aún más importante la experiencia que rodea a este, que esta sea positiva o negativa y para ello al realizar una técnica como esta (o como puede ser una extracción de sangre)en los niños, influye mucho la forma de en que la afronte el profesional y casi más importante la familia, todo ello será lo que realmente aporte la memoria del dolor y no la técnica en si.
Por tanto, creo que si se va a realizar es importante en primer lugar informar y dejar verdaderamente tranquila a la familia, especialmente al acompañante para que esta experiencia sea lo más positiva posible, y si conseguimos aunar todos estos elementos (Familia, profesional, técnica y paciente) pued que incluso mejoremos su memoria del dolor a nivel general, redundando positivamente en la afrontación futura del dolor.
Nos vemos,
La "memoria del dolor" no se crea sólo por el estímulo nociceptivo, es muy importante la experiencia positiva o negativa que se tenga de esta. En esta técnica (u otras como una extracción sanguínea,)y en el caso especialmente de los niños, es muy importante el papel del profesional, la forma de afrontarlo, tranquilidad, pedagogía... Pero aún más importante es la familia. Creo que sería importante informarles tanto como sea necesario para que esté completamente tranquila y segura de la técnica, ya que el acompañante familiar y la forma de afrontar estas situaciones afecta, y mucho, en los niños. Por tanto, no es tanto la técnica en sí como en equilibrio de Familia, profesional, paciente y técnica. Y quien sabe, quizás incluso se mejore esa "memoria de dolor" que afectará al resto de la vida del niño.
ResponderEliminarNos vemos,
gran entrada berta. Mi experiencia me dice que hay que tener cuidado con pacientes neurológicos con alteración de la sensibilidad (hiperalgesia), y en el caso de niños,podemos encontrarnos con dios problemas, uno esa alteración de la sensibilidad aumentada (si lo tiene) y dos el problema de entender la técnica o explicarles qué vamos a hacer. Si el cerebro tiene memoria del dolor y ese dolor es excesivo a causa de la hiperalgesia, puede que nuestro tratamiento en niños no tenga éxito.
ResponderEliminarun saludo
Me parece muy bueno el planteamiento de Nacho, dependiendo del contexto la experiencia del dolor se ve completamente modificada.
ResponderEliminarDe todas formas, si comparamos el mensaje nociceptivo provocado por una aguja de inyección toxina botulínica + sensación de introducción del líquido, comparando ésta con la aguja de entrada de la punción seca (muchísimo más fina) quizás tenga la PS otra ventaja desde ésta perspectiva.
A todo ésto, toxina, con efectos reversibles que duran X tiempo, y con visita al rehabilitador 1 vez cada X tiempo (va para largo esa X, tiende a infinito :P). Mientras, efecto de punción seca, también quizás sea igual de duradero, pero la visita al fisioterapeuta es mucho más constante, además de aplicar directamente ya la terapia en neuro una vez punzada... La metodología también la veo en favor más de una que de la otra.
Quizá me cieguen los colores... ;)
Pero ésta no es la perspectiva y debate de la entrada, sino la relacionada con el dolor. ¿O sí? Porque en la intervención del rehabilitador inyectando la toxina también hay experiencia de dolor, y ésta va a ser sí o sí, porque ante espasticidad no tienen otros métodos de tratamiento (bueno sí, el ferulaje).
Aunque creo que poco queda por comentar en esta entrada, intentar´e aportar mi opini´on (disculpad las tildes vol´atiles, pero algo se ha descnfigurado por aqu´i)
ResponderEliminarAl respecto de la idoneidad de una t´ecnica respecto a otra sobre la espasticidad, carezco de argumentos para defender la relaci´on resultados - frecuencia de aplicaci´on, por lo que asumir´e que un mes es tiempo m´as que suficiente para justificar la PS.
Y, al respecto del dolor, si hay algo que desde mi punto de vista es injustificable es el uso de las t´ecnicas especialmente nociceptivas para el tratamiento del dolor en niños,... pero en este contexto no hablamos de eso, sino de espasticidad, aunque no podemos obviar las consecuencias de la t´ecnica.
2 aspectos fundamentales para decidir podr´ian ser, por un lado, el tipo de respuesta a la nocicepci´on en el niño; si hiperalgesia, lo encuentro poco productivo, si hipoalgesia (algo que en PCI no es infrecuente), tenemos un voto a favor para el uso de la t´ecnica.
Y el otro aspecto es la capacidad intelectual y cognitiva del niño, que va a determinar la elaboraci´on de la memoria de dolor, la relaci´on contextual de la experinecia dolorosa, y por tanto tambi´en la memorizaci´on e integraci´on de la respuesta de dolor. En condiciones positivas para desarrollar aprendizajes, sumamos el inter´es por el contexto familiar.
Mi experiencia al respecto de dolor y niños con PCI me ha enseñado la incapacidad de generalizar, y como bien ya se ha comentado, cada caso particular debe estudiarse con esmero.
¡Hola! He caído aquí por pura casualidad, intentando que la búsqueda "memoria del dolor agudo" en google y en castellano tuviera algún resultado que me sorprendiera. Me interesa mucho tu opinión respecto a este asunto de la memoria del dolor y, al añadido por los que comentaron, la experiencia emocional asociada a ésta. Si sigues en activo escríbeme y hablamos.
ResponderEliminarPD: Soy psicóloga e investigo el dolor crónico, aunque ahora tengo entre manos un estudio sobre la memoria del dolor agudo en sanos.