29 de abril de 2011

Adelgaceitor 3000


¡Hola queridas amigas, queridos amigos y queridas familias! Parece que la primavera ha venido y nadie sabe cómo ha sido. Ya queda menos para acabar el curso y que llegue el veranito y con él vacaciones, playa, piscina, ropa con poca tela para enseñar cacho ir fresquitos… 

Como todos los años por estas fechas a la gente le entra la neura de adelgazar para estar divinos de la muerte y lucir tipín –aunque luego sea tripín- en verano. Que si la dieta de la alcachofa, que si salgo a correr todos los días una hora, que si dejo de comer, que si me pago unas sesiones de cavitación… y luego pasa lo que pasa. Están los que hacen las dietas milagro y en tres semanas recuperan el peso perdido más unos kilos de propina. Están los que salen a correr una semana todos los días durante una hora y acaban con alguna lesión de rodilla, de tobillo, de espalda… y tienen que dejarlo. Están los que se matan en el gimnasio a fortalecer los músculos de los brazos que se ven en el espejo y luego parecen jilgueros (anchos de arriba y con palillos por piernas). Están los que empiezan a comer cada vez menos y, en el mejor de los casos, consiguen tener anemia durante un mes o, en el peor de los casos, acaban con un trastorno alimenticio como puede ser la anorexia. Están los que se dejan una pasta en novedosos tratamientos estéticos realizados por una persona que ha hecho un curso de una semana para aprender a manejar el aparato y con pocos conocimientos sanitarios; tratamientos que, por sí solos, no suelen tener los efectos que venden. Y están mis favoritos, los que se compran en la teletienda el aparato más caro para adelgazar con el menor esfuerzo.

¡Aaah! ¡La teletienda! ¡Esa gran estafa que invade los canales de nuestro espectro televisivo! En ella encontramos desde cuchillos que cortan madera hasta alargadores de pene, pasando por bolígrafos quitarrayones y una gran variedad de aparatos para adelgazar. Entre estos encontramos pseudosaunas, electroestimuladores, aparatos para hacer abdominales, otros para “fortalecer ¡toda la musculatura!” e incluso las novedosas plataformas vibratorias. Y, por supuesto, todos ellos “muy fáciles de guardar en cualquier rincón de tu casa” siempre y cuando ese hueco mida 100x100x100cm como poco.

No es que los aparatos mágicos no funcionen, es que no son mágicos. Cada uno de los elementos que venden para adelgazar tienen una base científica (fisiológica y anatómica), pero en unos casos la base es mayor y en otras menor. El gran error está en pensar que SÓLO utilizando el Adelgaceitor 3000 vamos a conseguir tener el tipazo de Marbelis (operada, por cierto). Por ejemplo, los que son unos electrodos que se colocan en los abdominales, brazos, piernas…, esos aparatos funcionan, es más, se utilizan en fisioterapia y también en el deporte. Pero para que realmente tonifiquen algún músculo, se requiere hacer ejercicios voluntarios antes y/o después de utilizar Tonifiqueitor 4000. Vamos, que lo de ponértelo y sentarte en el sofá a esperar su efecto no tiene sentido. 

Más peligroso es el que te hace sudar como un pollo. Claro que pierdes volumen, pero momentáneamente. Lo que pierdes es líquido, no grasa. Es más, un uso abusivo puede producir cierta deshidratación. En esto hay quien se ahorra los “sólo 79,99€ precio especial si llama ahora” y lo hace de forma casera: se untan de crema que da calor, se envuelven en film transparente (el de envolver los bocatas) y a sudar.

Los anuncios que me encantan son los que anuncian sofisticadas máquinas para hacer ejercicio en los que sale gente musculosa. “¿Harto de complicadas máquinas para hacer abdominales? ¡No se preocupe! ¡Le presentamos el nuevo Descojoneitor XL!”. Y resulta que es una máquina tan mala o peor que la anterior. O esas otras en las que las piernas van para un lado y los brazos para otro. ¡La de lesiones que tiene que tener la gente que usa uno de esos! Como te sacan a una tía a la que se la nota hasta los obturadores (esta es para nota) pues ves cómo se contraen todos los músculos y parece que la máquina tiene un efecto brutal sobre el cuerpo. Esas máquinas que anuncian en la teletienda no están en los gimnasios, será por algo, ¿no?

Y, por último, las plataformas vibratorias. Sí es cierto que tienen beneficios, pero todavía se están estudiando. Con cierta frecuencia salen a la luz estudios que comentan esa ausencia de beneficios o cambios en las personas que lo han usado. Además, su uso continuado no está recomendado. Es de esas máquinas que requieren no pueden usarse simplemente con un manual, sino que requieren de la supervisión de un profesional (fisioterapeuta, entrenador…). ¿Qué sentido tiene comprarte una máquina que vale una pastaza si tiene que dejar de usarla períodos de dos meses seguidos? Además de todas las contraindicaciones que tiene, así como la posibilidad de lesionarte debido a las vibraciones. Vamos que no compensa. Y mucho menos adelgaza.

En definitiva, no os gastéis el dinero en tratamientos y aparatos absurdos. Es mejor pagar la matrícula de un gimnasio y, si podéis compaginarlo con nadar. Eso sí, sin convertiros en jilgueros, por favor. Para los claustrofóbicos, el deporte al aire libre, solo o acompañado, y a ser posible programado, es decir, con un entrenador. Y, como ya sabréis, coordinado con una buena dieta. Lo más importante es no obsesionarse, total, en la mayoría de los casos, si conseguís quitaros unos kilines, los volveréis a coger en verano yéndoos de tapas por las terrazas. Lo mejor es ser constante y no hacerlo porque llega el verano. Difícil, pero no imposible.